¡Hola, soy Lola! y voy a contarte algo sobre mi.
Hace varios años, descubrí por casualidad el fascinante mundo de la decoración floral, y desde entonces quedé completamente enamorada de él. Recuerdo la primera vez que tuve entre mis manos flores que, con algo de creatividad, podían transformarse en arreglos que llenaban de vida cualquier espacio. Fue como si encontrara un lenguaje nuevo para expresarme, uno lleno de colores, texturas y emociones. Trabajar con flores no tardó en convertirse en mi pasión. Cada ramo que diseñaba, cada combinación de tonos y formas, era una pequeña obra de arte que contaba su propia historia.
Durante ese tiempo, viví momentos increíbles rodeada de flores y compartiendo mi amor por ellas con las personas que confiaban en mí para embellecer sus hogares, celebraciones o momentos especiales. Me sentía afortunada de poder dedicarme a algo que me hacía tan feliz y, al mismo tiempo, traía alegría a los demás.
Sin embargo, la vida, como suele hacerlo, me presentó una nueva etapa llena de cambios y aprendizajes. Me convertí en madre, y con ello, mi prioridad pasó a ser mi hijo y el deseo de estar presente en sus primeros años. Fue una decisión meditada y hecha desde el corazón. Sabía que dejar a un lado mi carrera profesional durante un tiempo no sería fácil, pero también sabía que ese paréntesis era necesario para dedicarme plenamente a él.
Los años pasaron más rápido de lo que imaginaba. Mi hijo fue creciendo y con ello llegó una nueva independencia que me permitió empezar a mirar nuevamente hacia lo que me apasionaba. Aunque en esos años estuve enfocada en mi vida familiar, nunca dejé de soñar con volver al mundo de las flores. Siempre hubo un rincón en mi corazón reservado para ese amor que nunca desapareció.
Ahora que mi hijo es más grande y autónomo, siento que es el momento ideal para retomar aquello que tanto disfruto. Y esta vez, lo hago con más ganas y aprendizaje que nunca. La maternidad me enseñó la importancia de valorar cada momento, de cuidar cada detalle y de conectar con las personas desde el corazón. Todas esas lecciones las llevo ahora a mi trabajo con flores.
En esta nueva etapa, he decidido centrarme en las flores preservadas, un mundo que me tiene completamente fascinada. Lo que más me gusta de ellas es su capacidad para mantener su belleza intacta durante mucho tiempo. Creo que representan perfectamente la idea de que la naturaleza, con un poco de cuidado, puede regalarnos algo eterno. Cada arreglo que creo es una combinación de colores, texturas y formas que busca no solo decorar, sino también transmitir sensaciones: calma, alegría, nostalgia o amor.
Mi objetivo es ayudarte a encontrar ese arreglo floral perfecto que se adapte a tu estilo, que embellezca tu hogar o que sea el detalle ideal para un regalo especial. Cada manojo, ramo o arreglo que diseño lleva toda mi dedicación y cuidado. Para mí, las flores no son solo un trabajo, son una forma de conectar con la naturaleza y con las personas que aprecian su belleza.
Estoy aquí para acompañarte en la elección de flores que no solo decoren, sino que también cuenten una historia o despierten emociones. Quiero que cada flor preservada que salga de mi taller sea un recordatorio de que la belleza de la naturaleza puede iluminar nuestro día a día, sin importar el momento o el lugar.
Quiero agradecerte por estar aquí y por darme la oportunidad de compartir contigo esta nueva etapa de mi vida. Este es el inicio de un camino lleno de ilusión, creatividad y flores, y estoy encantada de que formes parte de él. ¡Gracias por confiar en mí para llevar un pedacito de la magia floral a tu vida!
PD. Por cierto, estaré encantada de recibirte en persona en nuestra floristería situada en Jumilla y así podremos charlar tranquilamente sobre ti y tus gustos florales.